24 de julio de 2010

Monologo de Lucifer

Yo soy luz, como lo proclama mi nombre, y la luz de mi caída ha iluminado a todo el gran averno. Porque no quise humillarme, yo, que fui el capitán general, que lo sepan todos los hombres, yo soy ahora el maldito de Dios ... A vosotras, oh montañas, y a vos, oh mar, me quejaré, y así, ¡ay de mí!, descansará mi pecho oprimido ... Fortuna despiadada, ¿por qué eres tan severamente inflexible? ... Yo, que ayer moraba tranquilo allá en el firmamento rutilante, soy ahora el desheredado, el desamparado. A causa de mi loca envidia y ambición, por mi arrebatada soberbia, mi palacio de ayer ya no existe, y hoy estoy triste entre estas montañas, mudos testigos de mi aflictiva y lastimosa condición ... ¡Oh, montañas! ¡Felices vosotras! ¡Felices con todo, ya seáis desnudas y desiertas, o alegres y frondosas de verdor! ¡ Oh, vosotros, veloces arroyos que corréis libres, miradme! ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario