The New Yok Times ha documentado que Ratzinger, cuando era obispo de Munich, encabezo una reunión en enero de 1980, en la que se autorizo que un sacerdote pederasta, el padre Hullermann, fuera trasladado a la congregación de Essen en Alemania, en donde vuelve a tener contacto con otros niños. Pocos años después Hullermann es encontrado culpable de abusar sexualmente de menores en una parroquia de Bavaria. Ratzinger teniendo conocimiento de los hechos y con un cargo de responsabilidad en El Vaticano no hizo nada frente a las atroces conductas del reverendo norteamericano Lawrence Murphy, acusado de abusar de cerca de 200 niños sordos en el periodo de 1950 a 1974, Ratzinger recibió al menos dos misivas sobre el escandaloso asunto y ni siquiera respondió al arzobispo de Milwaukee, quien lo alertaba de la situación.

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